30 de enero de 2012

Diumenge d'Hivern.







No tiene doble fondo
(para Gustavo Martín Garzo)

Todos estamos mancos en el mundo; la mayoría de los seres humanos no
se dan cuenta; la mayoría de quienes se dan cuenta son incapaces de
aceptarlo.

El enigma de la vida no es lo acabado, lo consumado, lo pleno, sino lo
imperfecto. Malhaya quien se obstina en perseguir la perfección, pues la
vida le escapa, la vida y su enigma.

No tiene doble fondo porque no tiene fondo.

Imágenes persiguen a imágenes que persiguen a imágenes. El espesor de
las pantallas de televisión disminuye constantemente, su brillo y
superficie aumentan, el prisionero olvida que alguna vez deseó escapar.
No tiene doble fondo porque no tiene fondo.

Es asunto de preferencias y de expectativas, me diréis. Es asunto de vida
que se debate en un tremedal de hidrocarburos, en una imparcialidad
de quirófano, en un interminable chapaleo hertziano, creo que os
contestaría. Todos estarnos mancos en el mundo, pero ninguna herida
puede resumirse a conocimiento categorizable.

En poesía no se puede ni hablar por hablar, ni hablar por el placer de
escucharse a sí mismo. El breve tiempo y la demasiada muerte nos
vedan tales frivolidades. El soliloquio me parece esencialmente no
poético: en poesía todo se extrema hacia el tú.

Todo ocupa un lugar: también la palabra prescindible. Para ocupar el suyo,
la palabra prescindible ha desplazado o bien a la palabra sustancial, o
bien al silencio. Eso es intolerable.

No estoy hablando de buenos sentimientos. Estoy hablando de las caderas
de la mujer que no dejaba de estornudar en pleno verano, o del paso
del hombre frágil que cuando cruzaba la calle iba exponiéndose en cada
movimiento.

La lumbre del despertar, para quien no persigue el cristal helado cuya
absoluta transparencia hechiza.

Para éste la sal del sudor, la dulzura del pan compartido y la sumergida
incandescencia de la sangre.

Jorge Riechmann

29 de enero de 2012

Viñetas del día.




Hoy no salir en televisión es un signo de elegancia.
Umberto Eco

Armonía familiar.





Pensat i escrit per en Jaume Timoner.

"La imaginación y el optimismo te lo dan todo"

Theo Jansen, artista y escultor cinético, considerado el Leonardo Da Vinci del siglo XXI

Tengo 64 años. Nací en Scheveningen (Holanda) y vivo en una casa taller a las afueras de La Haya. Casado, tres hijos. Necesitamos políticos que muestren que ser buenos los unos con los otros es más divertido que hablar de economía. Ya no creo en Dios, pero hay tanto misterio.

Nací prácticamente en la playa. Hay mucha arena en mi cerebro.

Pues no le ha varado los engranajes.
No me refiero a la playa como un montón de bikinis. En las playas holandesas hay tormenta y viento.


Eso imprime carácter.
Te puedes llegar a sentir como un esquimal, y eso nos acerca a nuestros antepasados.


¿Se ha sentido esquimal?
Sí. Considero que dentro de cada uno de nosotros hay un esquimal. Y siento que soy muy básico: soy un mono, todos somos monos. Hay una memoria en nuestro cerebro de todas las experiencias vividas por nuestros antepasados.


Usted es un mono especialmente habilidoso y con necesidad de construir.
Se trata de jugar, y yo lo hago con tubos de PVC, esos que en Holanda están en todos lados: por las calles, en las casas, entre los escombros de los contenedores.


Pues no solemos valorar lo habitual.
Un día reflexioné sobre ellos para escribir mi columna en el periódico. Los compré, los manoseé..., y decidí dedicarles un año sabático, así nacieron mis animales de playa.


Grandes esqueletos que caminan por la arena impulsados por el viento.
Quiero crear nuevas formas de vida, un nuevo especimen capaz de sobrevivir en las playas al mar y las tormentas, capturando el viento con sus alas y sin necesidad de nadie.


Sus asombrosas criaturas fusionan ingeniería, biomecánica y arte.
La gente quiere etiquetarme como artista o como ingeniero, pero yo hago lo que hago, no sé lo que es. Puede que no sea ni artista ni ingeniero, que sólo sea un esquimal.


Con grandes nociones de ingeniería.
Un ingeniero recurre a lo que le han enseñado para crear algo y a los mejores materiales para desarrollarlo, de manera que el resultado siempre es similar. En mi caso, por las restricciones que me imponía el PVC tuve que buscar rutas que no eran lógicas.


Y eso lleva a lugares nuevos.
Sí, en mi caso a soluciones técnicas menos obvias. Y es más probable que el azar tenga un papel cuando hay restricciones, cuando la necesidad obliga a buscar otras posibilidades en otros lugares, que cuando no las hay.


¿Todo empezó con un ovni?
Al principio yo era pintor y el ovni me sacó de la pintura. Sobrevoló mi pequeña ciudad y tuve suerte de que el tiempo estaba nublado, lo que impedía ver su profundidad y altura. La policía pensó que estaba muy muy alto, era enorme e iba muy deprisa. La historia salió en la televisión y fui famoso durante tres meses.


¿Por qué le dio por soltar un ovni?
Quería sacudir la vida de las personas, que para muchos es algo muy aburrido. El ovni les dio aventura. "Una vez vi un ovni", me dicen, y les explico que lo construí yo y que lo solté desde una colina pero no me creen.


¿Ha llegado a alguna conclusión sobre la imaginación humana?
Es nuestra herramienta evolutiva. Podemos imaginar la consecuencia de nuestros actos y eso es lo que nos permitió sobrevivir.


¿Sus criaturas le sobrevivirán?
Evolucionan, espero que al final de mi vida puedan sobrevivir por sí mismas, sin mi presencia. Hoy debo estar atento para que las tormentas no las destrocen. Si sobreviven después de un año de trabajar con ellas, las declaro en extinción y los fósiles viajan por el mundo a diferentes exposiciones y cuentan la historia de su evolución.


Son como saurios prehistóricos.
Sí, pero yo no me planteé emular a la naturaleza, surgió, tienen piernas, músculos y neuronas (válvulas) porque son útiles. Y si tienes muchas neuronas, tienes un cerebro. Ese será el siguiente paso evolutivo: que sepan dónde está el mar y dónde las dunas para refugiarse.


¿Por qué despiertan ternura?
No lo sé, yo trabajo en la funcionalidad, y me sorprendo a mí mismo viendo lo bonitas que son. Creo que la gente se reconoce en ellas, entiende esa belleza que no hice yo.


Usted da charlas de inspiración.
Sí, es el primer paso para moverte. Creo que hay que agarrarse al optimismo, mi primer animal era patético, ¿cómo podría pensar que iba a llegar a alguna parte con esa cosa?


¿Hay que ser optimista sin motivo?
Sí, especialmente en tiempos de crisis. Como dijo Einstein, la lógica te lleva de A a B, la imaginación te lleva a todas partes. Creo que el dinero te da muchas cosas, pero la imaginación y el optimismo te lo dan todo.


¿Cómo se cultiva la imaginación?
Si te sientas frente al televisor y permites que todo te llegue, la imaginación no está estimulada, pero si apagas la tele la imaginación se enciende. Hoy la vida es tan fácil que no tenemos que usar la imaginación ni tampoco el cuerpo.


Eso nos deteriora.
No abogo por la pobreza, pero la gente debería tomar distancia de la riqueza.


Un bien que no cuestionamos.
Ir andando o en bici en lugar de en coche, subir por las escaleras en lugar de en ascensor, mirar el mar en lugar de la tele... Su forma física y su imaginación mejorarían. El fuego se apaga al sentarse en el sofá.


¿Y el optimismo?
Se necesitan ejemplos, el optimismo es contagioso. Hoy usted y yo vamos a ser optimistas para que todo el mundo a nuestro alrededor se contagie de este virus fecundo.



Mirar las nubes

¿Recuerda el anuncio de BMW? En una playa ventosa y solitaria un hombre camina junto a una gran criatura extraña, una especie de esqueleto prehistórico. Ese es Theo Jansen, un mago de la mecánica. Sus complejas criaturas se mueven gracias a la fuerza del viento que ya son capaces de almacenar. Hay 28 en las playas holandesas y otras muchas dando vueltas por el mundo. Antes de eso construyó un ovni, una máquina que pintaba sola y un Ícaro. Siempre le gustó mirar las nubes durante horas e imaginar, hoy muchos lo consideran un genio. La naturaleza es su fuerza y su refugio, del que sale para dar charlas a jóvenes soñadores. El IAAC lo ha traído a Barcelona, todo un privilegio.

www.lavanguardia.es
"La contra"

Entrevista: IMA SANCHÍS



Foto: Maite Ruiz

22 de enero de 2012

Viñeta del día.



La ocasión hay que crearla,
no esperar a que llegue.

"Ahora nuestras democracias tienen al enemigo dentro"

Tzvetan Todorov, pensador; premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales

Tengo 72 años: un tercio vividos en la Bulgaria comunista y dos en París. Extraigo lecciones del pasado para el presente. Nuestras raíces son los hijos ¿tengo tres¿: somos árboles al revés que arraigan por sus frutos. La sociedad no debe servir a la economía, sino todo lo contrario.


Foto: Laura Guerrero


Hoy las democracias ya no tienen enemigos exteriores: ni fascismo ni totalitarismos con enormes ejércitos. Ahora nuestras democracias tienen al enemigo en su interior.

¿Quién es el enemigo?
Sus mayores enemigos están entre sus hijos ilegítimos ganadores de una gran revolución en marcha: se trata de un cambio en el poder de dimensiones no inferiores a las revoluciones que acabaron con las monarquías absolutas para dar el poder a las nuevas soberanías populares.

Explíquenos.
Es un cambio inmenso hacia un nuevo orden que sustrae el poder a lo político para concentrarlo en las pocas manos que tienen el control de los mercados.

¿Cómo?
El poder político ya no decide nada serio. El poder real está en esas mismas manos que orientan la marcha de los mercados, porque la nueva economía globalizada escapa al control de los estados: de todos ellos.

Para eso mismo se ha globalizado.
En el nuevo orden, las megacorporaciones financieras y sus bancos de inversión han logrado modificar las reglas hasta aparecer como las creadoras de empleo y riqueza.

Y si la economía de un país va mal, sus gobernantes pierden las elecciones.
Y si un gobierno quiere regularlas, se van a otro país con inversiones y empleos.

¿Por qué el electorado no reacciona?
Porque esa revolución ha sido preconizada por una ideología fundamentalista ultraliberal que vincula la prosperidad a la libertad de mercados. Sostienen que no hay prosperidad sin total libertad –para ellos– de mercado. El Estado, por tanto, debe renunciar a toda regulación, es decir, a todo su poder.

Sobre todo cuando ellos ganan.
Es que ese fundamentalismo ultraliberal engaña, porque, en el fondo, no quiere la neutralidad real del Estado, sino que el Estado intervenga a su favor cuando lo necesiten.

Cuando ganan no pagan impuestos, y se van a las Caimán, pero cuando pierden exigen subvenciones del contribuyente.
Me gusta extraer lecciones del pasado. Mire lo que decía un pensador nada sospechoso de izquierdismo: Edmund Burke...

Adelante.
... En Reflexiones sobre la Revolución Francesa, Burke deja claro que la libertad sin límites de unos es la sumisión de otros: "No podemos pedir libertad sin definir en qué contexto, porque la libertad genera poder y el poder sin límites es contrario a todo espíritu de libertad". Burke ya definía así nuestro problema como europeos de hoy.

¿La libertad absoluta de los capitales inicia la servidumbre de los ciudadanos?
Si suprimes todo control a las grandes corporaciones financieras; no es que les des libertad, es que les concedes un poder ilimitado sobre ti mismo. Y si no limitas ese poder, acabas –y acaban– con tu propia libertad.

Por ejemplo.
El Supremo de EE.UU. ha dado hace poco la consideración de individuo a grandes corporaciones y eso les permite donaciones sin límite a candidatos en campaña. Eso es vender la democracia. Quien paga manda.

¿Por qué no hay reacción social?
En el siglo XX la amenaza fue el sistema soviético. Yo lo sufrí en Bulgaria, donde no tenías más alternativa que someterte en la vida pública y la privada: ibas a la cárcel por llevar pantalón estrecho o falda corta.

Ya sólo es historia: afortunadamente.
Pero hoy vamos al otro extremo: la desaparición del Estado para dar todo el poder a un grupo de individuos que son los que deciden en los mercados, hasta el punto de que todos los estados, aún llamados democráticos, se ponen a su servicio.

¿De qué modo?
Lo estamos viendo hasta el punto de que la idea misma de interés colectivo –"el bien común"– tiende a desaparecer. Si el régimen soviético era liberticida, este fundamentalismo neoliberal es sociocida: liquida lo social.

Pero no hay ninguna reacción.
Porque antes de ganar la batalla política en las instituciones, estos privilegiados han ganado la de las ideas, al identificar con el comunismo derrotado cualquier idea de bien común. Es el Tea Party denunciando un gulag en el tímido intento de Obama de crear un embrión de sanidad pública.

¿Otros ejemplos más próximos?
Es el intento de liquidar el Estado de bienestar europeo como una rémora que superar para que la UE vuelva a ser competitiva.

¿Qué hacer?
La Unión Europea nació para acabar con las guerras en el continente y para frenar la amenaza soviética...

Objetivos –magníficos– conseguidos.
Por eso, hoy debemos darle otro mandato: los ciudadanos de Europa hemos conseguido un equilibrio y un bienestar europeo y ahora deberíamos luchar por ellos...

¿Y si fuera insostenible?
Es que la economía debe subordinarse al bienestar de todos y no al revés. Europa sigue siendo un lugar maravilloso para vivir y por eso el primer objetivo de la UE hoy tiene que ser preservar el bienestar de todos.

Tal vez el Estado de bienestar necesite reformas para poder seguir sirviendo.
La UE tiene que cambiar de objetivo y todos tenemos que cambiar nuestro marco mental: la crisis debería obligarnos a hacerlo... Espero que no tenga que agravarse para que respondamos a ese reto.


Moderación

"Elogio de la moderación", titula Todorov su intervención en el CCCB. El pensador, que combatió al totalitarismo soviético, se niega ahora a aceptar el desmantelamiento del bienestar europeo en beneficio de las pocas manos que controlan los mercados. La Unión Europea nació para evitar las guerras europeas y frenar el comunismo. Lo logró y ahora está a punto de perecer extorsionada por los amos de los mercados financieros. Para evitarlo, Todorov aboga por que renovemos la UE dándole un nuevo mandato: crear prosperidad y distribuirla solidariamente. Dan que pensar tanto su temperado juicio crítico como que su sentido común suene ahora mismo casi a revolucionario.

Entrevista: Lluis Amiguet
www.lavanguardia.es

Feliz domingo.


Bien temprano, como cada día, he salido a pasear con Boss. El paseo de hoy ha sido más largo, no en vano es domingo. 9 kms. a buen ritmo, salud para ambos y también alegría. Mientras el corretea y olisquea, yo observo y pienso, o viceversa. La vida es bella ¡¡¡¡¡

Ver nacer un día que será, nuevamente, espectacular no tiene precio.

Que privilegio el nuestro.

Nos quejamos con demasiada frecuencia y no valoramos, nunca, lo que tenemos.

Mientras tomo un café con leche en el bar del pueblo, aprovecho la zona wifi dado que en casa no tenemos ni teléfono ni conexión a internet, doy gracias a Dios y me dejo llevar por la música clásica.

Todo un regalo el que nos dejaron Bach, Beethoven, Haydn, Strauss, Mozart, Mendelssohn, .....

Sin comparación posible.

Feliz domingo.

Sobre libros, cañas y tapas.

Unos cazan conejos o venados, y otros cazamos libros. Transcurre una de esas mañanas frías y soleadas de Madrid, cuando las casetas de la cuesta Moyano se alinean en una luz cegadora con sus mostradores y tenderetes llenos de libros de lance. Entre esos naufragios de librerías, pecios de bibliotecas, restos flotantes de vidas y mundos desaparecidos, me muevo atento y sigiloso como un francotirador adiestrado por viejos hábitos. Dispuesto, como estipulan las reglas, a actuar sin piedad frente a otros eventuales cazadores, madrugándoles la pieza codiciada. Llevo así hora y media, mirando, tocando, husmeando como un depredador pertinaz, del mismo modo que mi teckel Sherlock lo haría, si su amo le permitiera hacerlo, tras el rastro de un codiciado jabalí. Con el pálpito en el corazón y el hormigueo en los dedos sucios de buscar y rebuscar que siente todo psicópata de los libros en lugares como éste. Ávido por cazar hasta sin hambre. De colmar el zurrón aunque vaya bien repleto.

Saciado al fin, o casi, cargo con un botín que justifica el paseo: una biografía de Nelson, el Napoleón de Ludwig –lo habré regalado cinco o seis veces–, el Viaje del Parnaso en edición crítica de Rodríguez Marín, la biografía de Engels de Tristam Hunt, tres novelas de Ágatha Christie y una de Eric Ambler. Entre los ocho libros, el desembolso total no llega a los setenta euros. Sabiendo mirar con paciencia y atento a las ediciones de bolsillo, puede comprarse aquí una docena de libros por quince o veinte mortadelos. Eso incluye policíacos o de aventuras y grandes obras de la literatura universal. De Beau Geste o Adiós muñeca a La línea de sombra o Crimen y castigo. Absolutamente todo.

Sin embargo, en este paraíso de libros y felicidad lectora que es la cuesta Moyano, hay cuatro gatos. Menos de treinta personas se mueven por las casetas y los tenderetes. Y eso, en día casi festivo como hoy; en que, con crisis como sin ella, bares y terrazas están llenos. Como de costumbre, la charla con algunos amigos libreros ha sido un rosario de lágrimas y pesares. No se vende un carajo, es frase que lo resume todo. Cada vez viene menos gente, y esto se muere. Y fíjate, añaden, que no hay lugar donde se concentre una oferta cultural tan extraordinaria y barata como ésta. Escuchándolos, recuerdo con amargura una discusión que mantuve hace días en Twitter con algún cantamañanas que argumentaba, en defensa de la piratería salvaje y del todo gratis para todos –confundiendo cultura de fácil acceso con cultura impunemente saqueada–, que los libros son caros y eso justifica trincarlos de Internet por la patilla. Lugares como la cuesta Moyano, las librerías de viejo o las ferias que los libreros de lance organizan con gran esfuerzo en diversos lugares de España, desmienten esa simpleza. Y si es cierto que la novedad editorial alcanza en ocasiones precios indecentes, a quien desea tener un buen libro en las manos le basta darse una vuelta por lugares como éste con diez euros en el bolsillo. O con menos. El precio de una caña y una tapa. Raro sería que no se fuese con tres o cuatro libros. O más. Quien no compra un libro es porque no quiere, o porque no lee. No porque todos los libros sean caros. Así que déjenme de milongas y cuentos chinos.

Aunque, para cuento chino, el de las autoridades municipales con la cuesta Moyano. Durante años, el ex alcalde Ruiz Gallardón desoyó el ruego de los libreros de que, para darle vida a aquello, instalase en el paseo algún chiringuito con terraza, que es lo único que atrae a la peña. Si vienen a tomar copas, argumentaban, algún libro verán, porque estaremos enfrente. El alcalde, naturalmente, se pasó la sugerencia por el forro del bastón municipal, argumentando competencias, permisos y ordenanzas que, por otra parte, nadie opone a la proliferación de bares y terrazas que llenan el centro de la ciudad. Y mucho temo que la nueva alcaldesa haga lo mismo, pues los libros no importan ni a los alcaldes. De todas formas, previne a los amigos de Moyano, cuidado con las ideas, que tienen doble filo. Un concejal avispado puede echar cuentas, concluyendo que el negocio sería mandar a los libreros a tomar por saco y montar en cada caseta un chiringuito de tapas, dándole la concesión a la empresa de algún compadre. De libros, ni rastro; pero la verja del Retiro se pondría de bote en bote, con todo Madrid, turistas incluidos, dándose codazos con una copa en la mano: terrazas llenas, ambientazo, promoción en los telediarios, y muchos puestos de trabajo para camareros, que es la única profesión nacional en auge. Ni crisis, ni leches. La cuesta Moyano, ahora sí, de plena moda. Y viva España.


Arturo Pérez-Reverte

15 de enero de 2012

Viñetas del día.



El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros.
Ambrose Bierce

Los jóvenes reporteros nunca mueren.

Hace unos días volví a ver la película que rodó Gerardo Herrero sobre Territorio comanche; que más que novela era un trozo de memoria personal con la ficción justa para aliñar la cosa. Rodada en escenarios tan naturales como la guerra misma, la película resiste el paso del tiempo; con la particularidad de que, al mostrar un Sarajevo agitado por los últimos coletazos del asedio serbio, contiene un valor documental extraordinario. Por mucho dinero que se metiese en la producción, sería imposible reconstruir hoy el sombrío decorado de esa ciudad destruida y peligrosa. El caso es que he visto de nuevo la película, como digo, refrescando el recuerdo que de ella conservaba: cierta cómica incomodidad cuando Imanol Arias, que en la peli hace de mí, o casi, se muestra demasiado nervioso bajo el fuego –un reportero veterano, le decíamos sin éxito, siente la guerra con los ojos, no con los oídos–, y una sonrisa cómplice ante el modo con que Carmelo Gómez interpreta el papel del cámara de televisión José Luis Márquez; que a mi juicio, y también al del propio Márquez, es una de las mejores interpretaciones de su espléndida carrera de actor.

Estos días también he visto un magnífico documental de Roberto Lozano –Los ojos de la guerra, se titula– sobre los actuales reporteros. Aparte de removerme algunas nostalgias, el documental plantea una pregunta que me hacen con frecuencia: si echo de menos mis tiempos de reportero dicharachero de Barrio Sésamo, y si el periodismo bélico que se hace ahora tiene algo que ver con el de mi generación, la tribu de enviados especiales que, criados al socaire de viejos maestros como Vicente Talón, Manu Leguineche, Enrique Meneses, Tomás Alcoverro o Miguel de la Cuadra, cubrimos conflictos durante el último tercio del siglo pasado. Y mis respuestas a esas preguntas siempre se resumen en una: no lo añoro porque ya no existe, y el periodismo de guerra actual poco tiene que ver con el de ayer. Entonces te perdías dos meses en África y al regreso tu reportaje iba en primera página; mientras que ahora, si tardas minuto y medio en dar una información, ésta se queda vieja porque ya la conoce todo el mundo. El teléfono móvil, la conexión en directo y el ordenador portátil acabaron con los viejos reporteros. Los enviados especiales de la televisión son ahora bustos parlantes de terraza o ventana de hotel, aunque no sea culpa suya: es imposible salir a la calle a buscar información cuando debes entrar veinte veces al día en directo, y a tus jefes interesa más decir «tenemos a alguien allí, o cerca» que lo que ese alguien cuente; pues la misma información ya circula por la Red desde hace rato, gracias a anónimos reporteros ocasionales que cuentan lo que ellos mismos viven. Además, una guerra bien cubierta resulta muy cara de cubrir, y no están los tiempos para alegrías, ni siquiera en los medios públicos. Más, cuando entre una matanza en Damasco y una final del Barça, la peña –que ésa es otra– prefiere ver el fútbol.

Sin embargo, viendo el documental de Roberto Lozano, y gracias a las incursiones que a veces hago en blogs de reporteros independientes que andan por esos mundos buscándose la vida a su aire, compruebo con admiración que el periodismo de guerra no ha desaparecido. Se vuelve más individual, tal vez. Más humilde, peligroso y vocacional. Pero allí donde no llegan los grandes medios informativos, siguen llegando algunos hombres y mujeres, jóvenes por lo general, a quienes el ansia de aventura, la vocación, el cara o cruz de palmar o hacerte una reputación si sobrevives, empuja a coger una mochila y jugársela. Prefiero no estar en la piel de sus padres o de quienes los aman. Su vida es difícil; y sus ganancias, escasas. Ninguna aseguradora se hará responsable de su salud o su vida. Y aunque así fuera, pocos podrían permitírsela. Pero ahí van y ahí siguen, los que aguantan la prueba. El mundo es aún más peligroso que antes, la televisión e Internet volvieron peor y más resabiada a la gente que sufre y muere en lugares extremos; y moverse por donde crujen las costuras del mundo es una osadía suicida. Por eso el auténtico periodismo de guerra lo hacen hoy esos chicos y chicas solitarios y valientes, con sus blogs, sus tuiteos, sus mensajes sobre lo que ven y fotografían en lugares hostiles y remotos. Los últimos grandes reporteros siguen sin ser los últimos: tomaron su relevo estos parias del periodismo que con su tesón y coraje, afrontando la falta de medios, la vida incierta, la desgracia y la muerte propias del oficio –tales son las reglas y el precio de la aventura–, desmienten el viejo dicho de que, en toda guerra, la primera que muere es la Verdad.


Arturo Pérez-Reverte
Patente de corso

14 de enero de 2012

"Debemos ser como árboles que al vivir limpian la tierra"

Michael Braungart, químico; creador del ciclo 'cradle to cradle' (de la cuna a la cuna)


Foto: Jordi Roviralta

Tengo 54 años: los casados ganamos un kilo al año, así que voy a hacerme champú con esa grasita. Fui director para Europa de Greenpeace y fundé la agencia medioambiental de la RFA e investigo para el Gobierno holandés. He participado en SmartCity de Fira de Barcelona.    


Sabe que España ha anunciado que será neutral en emisiones de carbono en el 2020?
Algo había oído.
Pues eso es imposible. Sólo hay una manera de conseguirlo: que ustedes no existan. Que todos dejemos de respirar.
¿Morir para dejar de contaminar?
Ese es el sentimiento que propicia el ecologismo sostenible: te hacen sentir culpable de tirar de la cadena, de ir al lavabo, de lavarte los dientes... ¡y hasta de respirar!
Pero hay que limitar el daño ecológico.
Para conformarnos con eso ya es demasiado tarde y ya somos demasiados. Ahora la única alternativa a la degradación del planeta y a nuestra ulterior destrucción no es ser menos humanos, sino ser más árboles.
¿En qué sentido?
Los árboles no son sostenibles: ¡Olvide la sostenibilidad, está superada! Los árboles al vivir limpian aire y agua. No son neutrales ni de emisiones cero. ¡Son positivos!
¿Cómo?
Ya no basta con contaminar poco o no contaminar: debemos repensar nuestras vidas para que nuestra actividad limpie y recupere el planeta y lo deje mejor que antes.
¿Podemos ser positivos como árboles?
Tenemos la técnica y los medios. Falta cambiar la mentalidad –que el objetivo deje de ser no ensuciar y pase a ser limpiar– y ponernos ya manos a la obra. Por ejemplo, proyectando edificios que limpien la tierra, el aire y el agua. Tenemos las técnicas.
¿Es posible?
¡Nosotros ya hemos empezado! Hemos diseñado vertederos y cloacas en Brasil que no es que no ensucien..., ¡es que limpian el agua y la tierra! Y edificios que mejoran el aire. Son viviendas que dejan el medio mejor de lo que estaba antes de que se construyeran.
No parece tan fácil de lograr.
Insisto en que es cuestión de cambiar nuestros objetivos y nuestro marco mental. El problema es que hemos estado tan ocupados siendo menos malos que no hemos hecho nada aún por ser buenos con la tierra.
Por ejemplo.
Se han fabricado alfombras más fáciles de reciclar, pero cancerígenas. ¿Sabe por qué?
¿Para decir que eran reciclables?
Porque deberían haberse hecho para mejorar el medio y se han hecho pensando en no dañarlo. Por eso, ahora debemos reinventarlo todo: detergentes, plásticos, alfombras, gomas... Los neumáticos, por ejemplo: están diseñados para durar cada vez más...
... Y así gastar y contaminar menos.
¡Error! Duran mucho más hoy que hace veinte años, pero si analiza por qué descubrirá que llevan 640 nuevos compuestos químicos de los que 487 son nocivos para nosotros, pero los inhalamos cada día en las calles. Y la prueba es que el asma va en aumento.
¿Qué propone?
Cambiar el chip. En vez de hacer ruedas para que duren más, fabriquémoslas para que vuelvan al ciclo orgánico cuando se gasten.
¿Y una nevera vieja?
¡Jamás debe ir al vertedero! ¡Tenemos que eliminar los basureros de nuestra mente! Cuando ya no funcione, debe volver a la fábrica. Todos sus componentes deben regresar a la tecnosfera para ser reutilizados.
Desde luego, es más racional.
Ahora mismo usted se está comiendo este sofá: respira sus partículas y las absorbe por su piel. Así que debemos diseñar sofás comestibles y respirables y, tras su uso, se integrarán en el ciclo orgánico. Mire mi zapato.
¿Es cómodo?
¡Podría comérmelo! Cuando se calienta a alta temperatura, todo él se deconstruye en partes que se reintegran en el ciclo biológico: fibras vegetales, cuero... Y también compraremos calzado con data de caducidad.
¿Cómo?
Unos zapatos que duren hasta el 2020, y entonces los devuelves a fábrica, a cambio de de una parte de lo que pagaste por ellos, y allí los refabrican. Nada se tira. Todo debe usarse y reusarse y usarse y reusarse...
¿Adiós al consumo?
¡Adiós al consumo: viva el uso! Todo se reincorpora al ciclo biológico o a la tecnosfera. Que lo que quede del sofá o los zapatos ya inservibles acabe sirviendo como abono...
¿Siempre es posible?
¡Claro! Ya no compramos sillas de oficina, sino el uso de las sillas por un periodo para que después sean reaprovechadas en fábrica una y otra vez... ¡Nada se tira! En Alemania, reusar es un concepto en auge. ¡Ya no queremos ni basureros ni vertederos!
Eso requiere esfuerzo reorganizativo.
Nos daría una ventaja competitiva decisiva sobre los productores baratos de los países emergentes, que fabrican sin ninguna preocupación por el medio. El Gobierno holandés nos financia la investigación sobre el paso del ciclo fábrica-consumo-vertedero al de fábrica-consumo-fábrica (cradle to cradle). Fíjese: ahora mismo tengo que ir al lavabo a desbeber y por eso me deprimo.
¿La próstata...?
Es que cada día eyectamos fosfatos y su exceso provoca leucemia en los niños. Por eso diseñamos una planta en Brasil que reutiliza el fosfato del váter en la agricultura.
Pero, ¿es eficiente?, ¿es rentable?
Las españolas en su vida comen seis kilos de pintalabios. No es eficiente ni rentable, pero es efectivo. Como regalar flores. Lo efectivo es que dejemos de ser negativos y degradar el medio y empecemos a ser positivos y limpiarlo. No basta con vivir sin ensuciar: al vivir debemos limpiar.

No sea marciano
Si nos portamos como alienígenas con la Tierra, la Tierra nos tratará como a alienígenas y nos exterminará. Nuestro planeta está enfermo de un virus letal: somos nosotros, los humanos. Y, como todos los virus, cuando destruyamos al ser que infectamos, moriremos también con él. Ya es tarde para evitar dañarlo: hay que curarlo. Lo dice Braungart: "Dejemos de fabricar para el consumo y el vertedero y fabriquemos para el uso y la vuelta a la fábrica". Braungart aduce que este cambio salvador es la tercera revolución industrial, junto con la producción de energía renovable en cada casa. Ambas serían el nuevo plan Marshall para volver a hacer crecer a toda Europa

Entrevista: LLuis Amiguet
www.lavanguardia.es                       

Viñetas del día.

Mil rutas se apartan del fin elegido, pero hay una que llega a él.

 Michel Eyquem de Montaigne



8 de enero de 2012

Viñetas del día.

La superstición trae mala suerte.
Umberto Eco



"Hablar o callar es un poder"

Fernando Beltrán, poeta y nombrador

Tengo 55 años. Nací en Oviedo y vivo en Madrid. Llevo 32 años casado y tengo dos hijas. Licenciado en Filología, enseño a nombrar en el Instituto Europeo de Diseño y en la Universidad de Arquitectura. Creo más en las personas que en las ideas. Soy pagano.

Cuál es la mejor metáfora de la vida?
De mi vida, la lluvia. Yo fui un niño que vio llover y llover y llover.


Eso imprime carácter.
A los nueve años me sacaron a tortas de Oviedo porque no quería irme y me abracé a un árbol. Pero tuve mucha suerte.


¿Por qué?
Me llevé las metáforas intactas de la infancia. La lluvia, los charcos, el paraguas, la gabardina, el gris han poblado mi poesía y mi vida.


¿Lo que no es nombrado no existe?
El nombre es lo más profundo, el ADN de las cosas.


¿Cuál cree que es la palabra más importante para el ser humano?
Tú. Somos vasos comunicantes, sin el otro no existimos. Pero una de las maneras de ver lo incompletos que somos es abrir un diccionario y darnos cuenta de que desconocemos tres cuartas partes de la página por la que abramos. Para mí, incorporar una palabra nueva es el mayor regalo.


Requiere esfuerzo.
Llegamos a la palabra a través del esfuerzo. Comenzar a hablar es uno de los momentos con mayor estrés para el ser humano.


Decía Platón que las cosas tienen un nombre natural que hay que encontrar.
Sí, yo soy como una comadrona que tira de ese nombre que ya estaba allí. Cervantes en El Quijote dedica páginas y páginas a explicarnos por qué su caballo se llama Rocinante y por qué su amor se llama Dulcinea: porque es un nombre músico, peregrino y significante. Todos somos nombradores.


Algunos con mayor fortuna.
Yo fui poeta con ese romanticismo de los 17 años y tuve mil oficios. Cuando empecé a colaborar con el mundo de la publicidad me di cuenta de que se gastaban mucho dinero en el logotipo y en publicidad, pero que el nombre era algo añadido, y es lo esencial.


¿Según como nombres las cosas tu vida será más o menos feliz?
Las palabras son la forma en que caminas por el mundo. Gran parte de los errores que cometemos se deben a palabras mal escogidas en momentos importantes, para comunicarnos con el otro y con nosotros mismos.


¿Qué sentimiento es el que más nombres tiene?
En Occidente, probablemente amor. Neruda llamaba a su amada con más de cien nombres: Castaña Despeinada, Rayo Loco, Monarca de mis Huesos, Azadón, Sílaba, Meteoro, Clavícula, Molécula, Hierba Alta...


¿Qué nombres colecciona usted?
Los de la lluvia, por supuesto. Tengo más de mil doscientos. Una de las palabras más hermosas es orvallo, esa lluvia fina de Oviedo.


Ahora hay una cierta tendencia a no llamar las cosas por su nombre.
Lo políticamente correcto nos lleva a no querer nombrar cosas que hieren.


¿Qué palabra le cambió la vida?
Amena. A partir de ella, aunque me dio muy poquito dinero, me vinieron muchos encargos. Por primera vez era una palabra no inglesa en el mundo de las telecomunicaciones, no era tecnológico y era femenino.


Innovadora, entonces.
Sí, rompió esquemas. Amena se iba a llamar Retevisión Móvil. No es lo mismo llamar a un lugar Parque Biológico de Madrid, al que no iba nadie porque nadie sabía qué había allí, a llamarle Faunia y que se llene.


¿Un nombre tiene que evocar?
Sí, describir y evocar. Un nombre es un ser vivo: nace, crece, muta y hasta se multiplica en el transcurso de los años.


Hay mucha gente a la que no le gusta su nombre.
Sí, muchísima. Siempre les digo que se lo cambien porque a veces cambiando de nombre cambia todo. Cuando García Márquez decidió rebautizar su novela La casa por Cien años de soledad, cambió su suerte. Y la de Stevenson cuando cambio El marinero cocinero por La isla del tesoro.


¿Por qué nos entusiasma Cien años de soledad y no La casa?
Porque abre el camino, la evocación es abrir horizontes. Me preguntaba al principio cuál es la gran metáfora de la vida, y tras esta conversación ya lo sé.


...
El trampolín, saber que podemos dar un salto hacia arriba en cualquier momento.


Me pregunto por qué Dios, si estaba solo, nombró las cosas para que existieran.
El tacto lo tenemos en la palabra. Empezamos a tocar con la palabra, su poder es inmenso, y lo ejercemos cada vez que escogemos hablar o callar.


Fue el primer nombrador de España.
Un camino complicado. Me decían que pretender comer de eso era una locura, pero yo creí en ello. Monté mi primer despacho en un piso ruinoso, no me atrevía a llevar a los clientes. Los citaba en hoteles y hablaba de mi estudio como si fuéramos un equipo.


Y ya lleva 500 nombres.
Un amigo me dijo que podía vivir un día entero con mis nombres: afeitarme con la marca Aliada, desayunar un Ti (un té con sabor), comer con un vino Solar, comprar en Hipercor, pasear por el barrio La Gavia de Madrid, que ha tomado su nombre de un centro comercial que bauticé así...


¿Qué ha aprendido de sus 500 hijos?
Que el motor más importante en la vida es la ilusión y que hay que transmitirla. Que la suma de lo que hacemos todos es el mundo, y que toda persona te puede sorprender.



Jugando a conversar

Viene dispuesto a hablar y le pido que dé un sustantivo a a su vida; la resume en Lloviedo (Lluvia, yo y Oviedo). Ser poeta no es oficio para ganarse la vida y parecía que ser nombrador tampoco; sin embargo, el poeta inventó y alimentó al nombrador, que acabó convirtiéndose en un oficio del que sentirse orgulloso. "Yo fui un hijo del 'nunca llegarás a nada', pero mi nada me ha dado mucho", historia que cuenta en El nombre de las cosas
(Conecta). Recorremos caminos inesperados, vamos de Lorca a la telefonía... "Hay que jugar más con las palabras, jugar en el sentido más serio", dice. "Jugar es muy serio", digo. "Cierto, si nos diéramos cuenta de eso, las cosas nos irían mejor".


Entrevista: IMA SANCHÍS

Foto: Alba Rovira

Sábado 7 de enero de 2012.

















Un sábado envuelto de naturaleza y por nuestra visita a la protectora de S'Indioteria.

SOBRE REGLAS Y REMORDIMIENTOS.

Hace unos días recibí una interesante carta de un lector, a la que todavía doy vueltas en la cabeza. Aunque el interés resida menos en lo concreto que ese lector plantea que en la visión del mundo y la vida de la que tal carta es reflejo, o síntoma. Leída la última aventura del capitán Alatriste, el comunicante –amable y afectuoso– me dirige un reproche singular: la falta de remordimientos expresos por parte de Alatriste tras la muerte de varios de sus camaradas, en Venecia, en el curso de la misión a la que los condujo. La ausencia, en suma, de un acto de contrición alatristesco. De una pesadumbre expiatoria de carácter público, ante terceros o ante el lector mismo, por la suerte que han corrido algunos de los hombres, viejos compañeros de armas, a los que el capitán comprometió en la aventura. Ni un ápice de dolor por su pérdida, se lamenta el lector. Nula expresión de culpa. La carta no sólo expone la desazón de ese lector ante la aparente falta de escrúpulos de Alatriste, sino que en ella apunta un sentimiento casi ideológico: un lamento porque el veterano soldado no haga ostentación de ciertos valores morales o éticos que desde un punto de vista actual podrían sonar adecuados, como solidaridad, compasión o remordimiento. Porque se cisque en el canon de lo correcto, dicho en corto. Que vaya a lo suyo y, escabechados los colegas, ahí me las den todas. Mejor vivo que muerto. Punto. Que reaccione, por ejemplo, como Aglae Masini en Nicosia, 1974, cuando en un tiroteo espeso me tumbé sobre ella en plan machote, para protegerla –yo era un pardillo jovencito que todavía jugaba a los héroes–. Y ella, irónica y sabia, dijo: «Gracias, flaquito. Tienes razón. Si han de matar a uno, mejor que te maten a ti».

En lo que se refiere al capitán Alatriste, la clave para entender hoy por qué se comporta así, o lo parece, podría resumirse en dos detalles: desde 1627 ha pasado mucho tiempo y muchas cosas, y él es un profesional para quien la violencia y sus complejas maneras son el duro pan de cada día. Alatriste intenta sobrevivir en territorio hostil, peleando por su pellejo; y en tales circunstancias, las lágrimas impiden ver con claridad el mejor camino para poner pies en polvorosa cuando las cosas se tuercen. Sus camaradas eran del oficio, y como él conocían las reglas: dejas de besar la mano de curas y caciques, olvidas esta tierra ingrata que hay que regar con sudor a falta de agua, empuñas una espada rumbo a América, Flandes o al infierno, y una de dos: haces fortuna o revientas intentándolo. En treinta años de patear callejones oscuros y campos de batalla, Diego Alatriste dejó atrás demasiados cadáveres de amigos y enemigos, incluido el riesgo de incluir el suyo propio, para que una docena más le altere el pulso, o le haga malgastar un resuello que necesita para sobrevivir. Lo suyo no es indiferencia, sino resignación profesional. Asumir que el mundo donde vive y pelea es un lugar peligroso donde lo más fácil es que te pille el toro. Algo que sólo los idiotas –los menguados, diría él– se empeñan en ignorar. Eso, naturalmente, no excluye el dolor. Pero éste discurre por otros cauces. No tiene por qué ser melodramático, ni inmediato. Como lo de Márquez en Sarajevo, después de aquellas jornadas con mucha bomba y mucha morgue, cuando te ibas de los sitios con las suelas de las botas dejando huellas de sangre en el suelo. Soltaba la cámara, se acuclillaba con la espalda contra la pared, encendía un cigarrillo y se pasaba una hora inmóvil, mirando el vacío. Ordenando remordimientos.

El otro punto son los cuatrocientos años transcurridos. La literatura también es salir de nosotros para mirar con ojos ajenos, viviendo vidas que de otro modo serían imposibles. Comprender, diferenciar, lo que fuimos y lo que ahora somos. Por eso, cada vez que tecleo una aventura de Alatriste –sicario que mata por dinero, que ha torturado, que marcó la cara de una mujer– intento que el lector vea el mundo no con anacrónicos ojos de ahora, sino como se veía entonces: áspero, cruel, sin oenegés ni lacitos solidarios en la solapa. Cuando lo políticamente correcto lo traían todos, y no sólo Alatriste, en la punta de la espada o en la punta del cimbel. Un mundo imposible de juzgar con criterios occidentales modernos, pues –todavía ocurre eso en buena parte del planeta– una vida no valía ni el acero o la soga que se empleaban en quitarla. Aunque nos empeñemos en olvidarlo, no siempre fuimos amantes de las focas y los delfines, ni a un niño de ocho años lo expulsaban del colegio por pelearse en el recreo, o lo acusaban de acoso por decirle guapa a una profesora. Tanto para lo bueno como para lo malo, éramos más realistas. Más humanos, quizás. Menos gilipollas.


Arturo Pérez- Reverte
"La contra"

7 de enero de 2012

R.E.M. The outsiders.

Sinfonía pastoral.

"Celebra cada momento"

Lou Marinoff, doctor en Filosofía de la Ciencia

Tengo 60 años. Soltero, un hijo. Nací en Canadá y vivo en el bosque, a una hora de Nueva York, donde soy profesor y catedrático de Filosofía en el City Collage. Aconsejo a líderes mundiales. Nos gobierna la economía, no la política. Hay algo más en nosotros aparte de carne.

Bonita corbata...
Gracias, la llevo para recordar el camino del Tao.

... Muchos yin-yang pequeñitos.
Es el centro de la filosofía taoísta. En Occidente dividimos todo lo conocido en opuestos: día y noche, bueno y malo... Para los chinos todo está en equilibrio: la oscuridad contiene la claridad y viceversa. Es un concepto importante, tiene implicaciones en todos los campos.

Sorpréndame.
En toda pérdida (amor, trabajo, posesiones) hay algo de ganancia. Hay que conectar con esa parte beneficiosa de las situaciones negativas. La adversidad es una prueba de la fortaleza del carácter. Superar las adversidades te hace más fuerte y más sabio.

Las enseñanzas de Lao Tse (siglo VI a.C.) ¿todavía son válidas?
Más que nunca. El Tao se fundamenta en tres ideas filosóficas valiosas. La primera es la complementariedad: todas las cosas forman parte de un todo, cualquier acto que se acometa tendrá repercusiones.

Pero estamos condenados a actuar.
Sí, y debido a la sociedad, las costumbres, las leyes..., la senda de la acción es muy confusa, el Tao propone fluir, y hay un ejemplo muy llamativo en Holanda, donde han descubierto cómo reducir accidentes y atascos.

¿...?
La solución al caos de la convivencia de coches, peatones, bicicletas y tranvías se llama espacio compartido. Han eliminado todas las señales de tráfico, pasos de peatones e intersecciones controladas. ¡Y funciona! Librarse de todas esas sendas definidas en exceso permite que todo fluya.Y tiene que ver con la segunda gran lección: la armonía.

Todos la buscamos.
Se alcanza equilibrando la diversidad, no imponiendo una uniformidad. Nacemos como un bloque intacto, luego la vida te va tallando y haciendo que adoptes formas extrañas. Para Lao Tse se trata de volver a ser ese bloque intacto, es decir, que las fuerzas exteriores no te modifiquen. Y no es una teoría, es una práctica.

¿Y en qué consiste?
Regular la respiración, apagar la mente. Si dependes de la mente, del ego, tu estado será como el tiempo: variable, ahora estoy triste, ahora contento.

Pero la vida es cambio continuo.
Sí, esa es la tercera lección. Los taoístas fueron los primeros en darse cuenta de que los cambios son legítimos, no accidentales. Hay que volverse flexible. La mayoría de la gente es rígida, y eso es causa de infelicidad. Uno cree que el mundo tiene que ser de cierta manera y cuando el mundo no encaja en esa idea no sabes cómo afrontarlo.

¿Qué palabras del I Ching han influido más en su vida?
"No aventurarse a adelantarse al mundo", saber decidir cuándo actuar y cuándo no actuar. A veces has de saber retirarte a tu interior, y eso implica modestia y humildad. Cuando terminé la carrera y me quedé sin becas y sin dinero me retiré a una cabaña en el bosque. Prácticamente me autoabastecía: pescaba, cultivaba...

¿Fue feliz?
Fueron los dos mejores años de mi vida. Escribí la tesis y una novela. Diez años después me invitan a Davos para hablar con los líderes mundiales. De ser invisible he pasado a la montaña mágica.

¿Cómo saber cuándo actuar y cuándo no?
Haz bien lo que haces y la gente te descubrirá e irá en tu búsqueda. Y eso te convertirá en una persona más feliz. No hay que forzarse a estar en el mundo, no hay que ir contra el Tao.

¡Pero si el Tao es indefinible!
Cierto, es un camino en el que cada uno es su propio barómetro: si estás infeliz o insatisfecho, estás yendo en contra del Tao. Una de las claves de la serenidad taoísta es la capacidad de entrar en contacto con nuestro complemento interior. El yang es creativo, asertivo y racional. El yin es receptivo, flexible, amable e intuitivo.

Lo femenino y lo masculino.
Si en una relación hombre y mujer descuidan sus complementos interiores, corren el riesgo de convertirse en polos uno de otro.

"Lo débil puede vencer a lo fuerte y lo blando a lo duro".
Es una de las mejores enseñanzas. Lao Tse nos invita a ir por la vía blanda, es más poderosa. El agua, yin, fluye, no tiene una forma definida, pero pulveriza las rocas. Los labios son los que protegen los dientes.

¿Cuáles son los tres venenos del Tao?
La ira, la envidia y la avaricia, porque impiden la felicidad. La ira convertida en acción se multiplica. Pero si cuando estás enfadado te detienes, desactivas la ira.

No hay nada como tomar perspectiva.
Le preguntaré lo mismo que a mis alumnos: "¿Cuál es la causa principal de la muerte?".

El nacimiento.
Exacto, todo lo que nace muere, sólo es cuestión de tiempo. La vida es un maravilloso regalo temporal, y cuando recibimos un regalo debemos ser agradecidos. Y puesto que todo regalo de vida viene con fecha de caducidad, cada momento es valioso.

Sí, hay que celebrarlo.
Mientras considere que hay que celebrar la vida cultivará el bienestar. El problema surge cuando lo que tienes lo das por hecho, entonces dejas de valorarlo y de agradecerlo y el bienestar se diluye.

Sereno y feliz

Cuando se le acabaron las becas y el dinero, el joven Marinoff no tuvo más remedio que refugiarse en una cabaña en el bosque. Ahora vive en una cabaña muuuucho más grande, de la que sale para impartir sus clases y aconsejar a líderes mundiales, presidentes de compañías que figuran en el ranking de Fortune 500 y premios Nobel. Su compañía es apreciada, y no me extraña, este solitario tiene don de gentes y regala simpatía. Quizá hayan influido sus 11 años de formación taoísta con el gran maestro Sing Ming Li. Si uno está en armonía con el mundo, dice, es imposible ser infeliz. Publica El poder del Tao (Ediciones B), el camino que Lao Tse dibujó hace más de 2.500 años para vivir sereno y feliz.


Entrevista: IMA SANCHÍS


Foto: Marc Arias

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Palma, Illes Balears, Spain
Nacido en Alaior (Menorca) - a mucha honra -, llevo 13 años residiendo en Palma. Mi actividad profesional está ligada a ITEM, consultoría empresarial en materia de prevención de riesgos laborales, calidad, medio ambiente y seguridad alimentaria de la que soy Socio - Director. Estoy asociado al Teatre del Mar, Mallorca Solidaria, GOB de Menorca, Juristes sense fronteres, Cruz Roja, ...... socio del Golf de Son Antem (Llucmajor), deporte que intento practicar algún día a la semana. Leo prensa a diario, especialmente Menorca (del día anterior, salvo que esté en la isla), Diario de Mallorca, El País, El Mundo ..... Bien es cierto que consulto a diario 20 medios de comunicación para la elaboración del boletín de noticias que remitimos a nuestros clientes.

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No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mi todos los sueños del mundo.

Fernando Pessoa

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Todos los sueños del mundo ......

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